miércoles, 4 de julio de 2012

Breve historia de un círculo que gana un viaje a Santa Marta


Un círculo un tanto cuadriculado se gana un viaje a Santa Marta. ¡Gracias televisión para cuadrados! El círculo cuadriculado celebró solitariamente en su circubículo y salió 4 horas antes de su trabajo como director de la red eléctrica de alcantarillas cuadradas para cuadrados de Ciudad Figuritas. Ya en su cuarto por la avenida dodecaedro, para ser exacto en la calle San Triángulo, pensó que sería prudente comerse toda la comida no procesada que tenía en su casa, pues el viaje lo alejaría de Ciudad Figuritas por 30 días y ésta (cultivada en los campos de villa obtusa y llevada directamente a la plaza de dación de Ciudad Figurita y que se llamaba –Ovoide de acopio de productos no procesados en dación-) podría echarse a perder. Entonces primero comió los bananos de 4 lados, las manzanas marca cuadratura del círculo, luego tomó jugo de pera irregular y finalmente acabó con su reserva de toronjas (éstas tenían un sabor especialmente agradable).
El círculo quedó tan lleno que a partir de ese momento tuve que comenzar a llamarlo simplemente círculo, me vi obligado a eliminar otras especificaciones de forma (como que era un tanto cuadriculado) entenderán ustedes que no soy una persona que acostumbra timar a las demás y absolutamente consciente de la importancia de contar las cosas como han ocurrido.
Cuando se hubo cerciorado de que no quedara comida no procesada en toda la casa (revisó incluso en la hendidura que queda entre su cama y la ventana  -naturalmente, no es fácil ubicar una cama circular en una habitación hecha para cuadrados-  y afortunadamente no halló ni el más mínimo residuo de comida en aquel lugar, puesto que a razón de su nueva circularidad se le habría hecho particularmente molesto alcanzarlo), pensó que sería provechoso guardar la ropa para su viaje en una valija. Comenzó empacando sus dos zapatos color caqui, los ubicó en el extremo noroccidental de la valija, arriba a la izquierda; luego tomó su camisa de cuello verde, la dobló cuidadosamente pero mal y la puso en el espacio que se hacía entre los zapatos y la pared de cuero nororiental. Finalmente agarró sus pantalones cortos y los depositó en lo que quedaba de espacio vacío en la maleta. No tuvo que doblarlos pues el espacio sobrante era suficiente para contener pantalones cortos talla 74 sin plegar.
Estando satisfecho con la geometría de su equipaje, decidió dormir la siesta, tendría el doble beneficio de reponer energías y pasar el tiempo de espera inconsciente. Durmió casi 40 minutos, hasta que el ring ring del teléfono lo despertó, plácido y alivianado tomó el auricular  –Aló
 -Buenas tardes, habla María cuadrada de televisión para cuadrados, ¿con el señor Cuadriculado por favor?  -Sí, con él   - Señor Cuadriculado, déjeme contarle que usted se hace acreedor de un viaje vacacional a Santa Marta en Colombia, necesitamos que envíe a nuestra dependencia todos sus datos de identidad y su apostilla geométrica para proceder a hacerle entrega del tiquete de vuelo, ¿vale? –Claro que sí señorita, permítame tomar apunte ¿me repite la dirección, por favor?
 –Calle Martín Redondo, edificio siete, cara dos –Perfecto, muchas gracias  -A usted por sintonizarnos y recuerde, ¡con televisión para cuadrados, me parezco a un caballo!
Nuestro círculo colgó y se dirigió como gallina tras maíz a la primera gaveta del mueble del vestier, tomó toda la documentación señalada en la cuartilla que lo acreditaba como ganador del premio, le sacó dos copias a cada original donde el judío y depositó una de cada uno en un sobre tamaño oficio –Cl Martín Círculo, Ed. 7, cara 2-  lo llevó a la oficina de correo y volvió dando brincos a su casa.
Debido al comienzo del solsticio de invierno ya era de noche, preparó una taza de té de manzanilla, acomodó su equipaje junto a la puerta, vistió el piyama y durmió como si no hubiera un mañana, como si el futuro viaje fuera un eterno presente. Con el nuevo sol despertó, impaciente corrió a la otra habitación y sus ojos se abrieron como mimosa pudica en backwards, allí estaba junto a la puerta: verde, tamaño oficio, exterior liso, un poco abultado; y en él, la sospecha de un tiquete de avión rumbo a un mundo de olvido, playa, brisa y mar. Sin pensarlo cuatro veces  lo tomó de un borde, comenzó a levantar la solapa que tras un extraño pliegue hacía las de tapa, accidentalmente la rompió y vació el contenido en la media pared con intenciones de mesa que separaba la cocina de la habitación de estar.  Había un llavero, un llavero cuadrado y un pedazo de cartón con algo escrito. Trémulo y frío por no encontrar el tiquete aéreo, leyó: Apreciado señor Cuadriculado, lamentamos informarle que tras la revisión de los documentos de identidad enviados por usted, televisión para cuadrados ha decidido privarlo del premio Santa Marta 30 días 29 noches, a razón de su circularidad. Este es un concurso de exclusiva participación para cuadrados.